Portugal atrae a muchísimos turistas cada año: desde las ciudades como Lisboa y Oporto, a las islas del Océano Atlántico, pasando por la costa del Algarve y del Valle del Duero, el país goza de un clima excelente casi todo el año, especialmente en la parte suroccidental.
Es un destino muy deseado por los europeos, especialmente por sus precios baratos, la amabilidad de sus gentes, la buena comida, las tradiciones, las excelentes playas y los paisajes incontaminados.
Las ciudades más grandes de Portugal se encuentran cerca de grandes ríos y son una deliciosa mezcla de historia y modernidad. Lisboa es una de las capitales más atractivas de Europa, mientras que es difícil superar el ambiente único y el magnífico paisaje de Oporto.
Por otro lado, Coímbra es famosa por su antigua universidad y Óbidos, Marvao y Monsaraz son preciosos pueblos medievales muy bien conservados. Entre los centros más antiguos se encuentra el de Évora: aún se conservan las murallas medievales y los edificios que se remontan al siglo XIV.
Visitad la ciudad de Aveiro, que debido a su red de canales se conoce como la Venecia de Portugal. Todas las calles poseen un buen ejemplo de arquitectura portuguesa.
Los pueblos de la costa del Algarve en cambio, son el testimonio de la invasión morisca, que sufrió durante los siglos pasados Portugal. En primer lugar Tavira, con sus tradicionales casas blancas, los grandes arcos y los puentes que unen el centro.
Lisboa se extiende sobre siete colinas con vistas al estuario del Tajo; los barrios históricos de Castelo, Alfama, Mouraria, Bairro Alto, Madragoa, Chiado y Belém cuentan la fascinante historia de la ciudad.
Bairro Alto es uno de los barrios con más encanto de Lisboa y es conocido por su animada vida nocturna. Chiado sin embargo, siempre se ha sido el clásico punto de encuentro para intelectuales y artistas a lo largo de los siglos, y hoy en día se ha convertido en una de las zonas más elegantes y ricas de Lisboa.
El barrio de Alfama, debajo del castillo, es la parte más antigua de Lisboa, habitada desde hace milenios, hoy en día es conocida como el corazón romántico de la ciudad. Desde aquí se puede pasear lentamente hacia el Castillo de São Jorge, saboreando las impresionantes vistas panorámicas de la ciudad. La Baixa es en cambio el barrio famoso por sus tiendas y por las compras.
No dejéis de dar un paseo por la gran Avenida da Liberdade, con sus edificios históricos y elegantes, y disfrutad de la mejor cocina portuguesa, de pescado y carne, en una de las numerosas tabernas de las callejuelas del centro. Explorad el barrio de Parque des Naçoes, que albergó la Expo de 1998. Llegad después hasta el barrio de Belem para admirar la torre del mismo nombre, el Monastero dos Jeronimos y el Monumento a los Descubridores.
En lo alto de las colinas, a los lados de los acantilados, Oporto está atravesada por el río Duero. Orgullosos de su patrimonio, los ciudadanos de esta ciudad mercantil han puesto su sangre y su sudor en el comercio del famoso vino.
Las tradiciones de la capital del norte de Portugal, varían bastante respecto a las de Lisboa: aquí las discotecas y restaurantes se mezclan con las catedrales, las iglesias y los museos dan a calles estrechas y amplias avenidas. Oporto se puede recorrer fácilmente a pie, siempre y cuando a uno no le importe subir y bajar cuestas.
Las últimas décadas han visto una revitalización de la ciudad, con la modernización de edificios, calles y plazas. Oporto combina el encanto del viejo mundo con el del nuevo: desde la contemporánea Casa da Música a la antigua catedral de la Sé, las diferentes épocas fluyen por las calles de Oporto.
Cruzando el río encontraréis la ciudad de Vila Nova de Gaia, la sede de las bodegas productoras del famoso vino de Oporto. Con un carácter distintivo y una atmósfera pudiente, Oporto os enamorará de inmediato.
Coímbra, ciudad universitaria de gran cultura y belleza, fue la capital del Reino de Portugal. De su glorioso pasado conserva todavía hoy muchos palacios y edificios históricos, como el antiguo Palacio Real.
Está atravesada por el río Mondego, no dejéis de dar un largo paseo por su orilla. Adentrándose en la ciudad, será fácil encontrar a estudiantes con el típico traje universitario, compuesto por vistosos sombreros negros.
Coímbra recoge todas las tradiciones de Portugal, desde la cocina hasta la música; aquí se producen instrumentos para el fado de una forma particular, que hace que el sonido que reproducen sea único. No os perdáis la hermosa puesta de sol desde su Torre del Reloj, que marca el tiempo cada hora.
Portugal conserva algunos de los pueblos más bonitos de toda Europa. La mezcla de patrimonio, cultura y encanto atrae a visitantes de todo el mundo. Aunque no ofrecen la cantidad de atracciones de la ciudad, consiguen acaparar la atención.
Es imposible que resulten aburridos o poco originales: el clima, la comida, el mar, la historia, las personas son tan especiales que conseguirán robaros el corazón!
A menudo se alzan en lo alto de las montañas y se pueden ver desde lejos gracias a las altas torres de sus castillos medievales. Moros y cristianos, españoles y portugueses, todos a lo largo de los siglos han intentado conquistar estos pequeños pueblos, construyendo fortalezas.
Este constante interés por su posesión ha convertido a estos pueblos en testimonios únicos de la historia. Hoy en día sin embargo, ofrecen escenarios tranquilos donde se conserva la autenticidad de Portugal, gracias a la estrecha unión de sus habitantes con las tradiciones.
Situado a unos 30 km al noroeste de Lisboa, Sintra es el lugar más romántico de Portugal. Patrimonio de la UNESCO y situada bajo las ruinas de un castillo árabe del siglo XIX, sus palacios de cuento de hadas y sus casas ancestrales ofrecen vistas a una vegetación exuberante, dando a esta zona un toque de carácter sagrado e intocable, que se aleja del sonido caótico de la ciudad de Lisboa, o de las cosmopolitas localidades de Cascais y Estoril.
El encanto místico y romántico de Sintra ha inspirado a la arquitectura, que hoy en día constituye una de sus principales atracciones: el Palacio Nacional de Sintra, con sus emblemáticas chimeneas cónicas, es una combinación fascinante de estilos arquitectónicos consecutivos, y sus salas albergan la mayor colección de azulejos mudéjares de todo el país.
El Palacio da Pena se distingue por sus cúpulas, sus torres y sus refinados puentes, típicos del estilo bávaro. No os perdáis la Quinta da Regaleira, rodeada por un jardín, donde se alternan cuevas, un pozo iniciático y símbolos mitológicos.
Por último, el palacio de estilo oriental y los exóticos jardines de Monserrate, que contienen más de 3.000 especies de plantas.
Bajando se encuentra el pueblo de Sintra, un encantador laberinto de calles estrechas y empinadas, llenas de pequeñas tiendas y restaurantes tipicos. Y hablando de comida, no os olvidéis de probar las famosas “queijadas” (pasteles de queso) y los “travesseiros” (pasteles de huevos y almendras).
Óbidos es considerado uno de los pueblos más románticos de Europa gracias a sus casas de colores llenas de buganvillas, sus pasajes góticos, sus calles empedradas y sus iglesias de fachadas blancas, que rodean su castillo del siglo 12.
Si estáis de viaje para hacer una escapada romántica, no dejéis pasar la oportunidad de dormir en una de las habitaciones del castillo, del que todavía se puede ver su antigua muralla. Para descubrir la belleza de Óbidos, merodead por las pequeñas calles del centro, descubriendo lugares secretos con vistas increíbles.
Si visitáis el pueblo durante el mes de julio, no os olvidéis de pasar por la feria medieval: música, caballeros y representaciones teatrales históricas os transportarán al 1500. Si os gustan los licores, acordaos de probar la Ginja de Óbidos, un licor de guinda, que se produce en esta región.
Finalmente no os perdáis la principal puerta de Óbidos, admirad la preciosa capilla revestida con azulejos azules y blancos, que representan la escena de la Pasión de Cristo.
Fátima es uno de los lugares católicos de peregrinación más grandes del mundo, y se dio a conocer después de una serie de testimonios de visiones místicas de la Virgen. Se crea o no en estos episodios, Fátima es sin duda un lugar fascinante, que merece la pena ser visitado.
La importancia de este santuario se refleja en el número de personas que lo visitan: cada año llegan hasta aquí más de 4 millones de peregrinos. Hay testimonios de curaciones milagrosas después de la visita a este lugar y con estas historias es fácil entender que no sólo los religiosos lleguen hasta aquí, sino cualquier persona interesada en lugares de interés histórico y cultural.
Su posición central y un servicio excelente de conexiones hacen que llegar a Fátima sea muy sencillo. La localidad también garantiza un alto nivel de servicios.
A lo largo de la peregrinación al Santuario hay varias paradas recomendadas, que corresponden con los testimonios de las apariciones. Cerca de Fátima, no dejéis de visitar el impresionante monasterio gótico tardío de Batalha y el Convento de Cristo de Tomar.
El Monasterio de Alcobaca, patrimonio mundial de la UNESCO desde 1989, es uno de los ejemplos más bellos de la arquitectura cisterciense en Europa. A pesar de que fue construido hace casi 900 años, todavía conserva el conjunto de sus edificios medievales. La iglesia es la mayor iglesia gótica temprana construida en Portugal durante la Edad Media.
El monasterio fue construido contemporáneamente a la fundación de Portugal como nación y comparte una parte de su historia. La Orden Cisterciense fue fundada por el primer rey de Portugal, D. Afonso Henriques, después de la donación de tierras a cambio de la victoria sobre los moros durante la conquista de Santarém.
La construcción comenzó en 1178, siguiendo el modelo de la abadía de Claraval, la iglesia madre de la Orden en Francia. En la fachada del monasterio, del proyecto original sólo queda el pórtico gótico: las elegantes estatuas de São Bento y São Bernardo, situadas a los lados, contrastan con el frontispicio barroco y los campanarios fueron añadidos en el siglo XVIII.
Al entrar en el monasterio, la gran nave central despojada de todo ornamento, produce una sensación de elevación y de espiritualidad. En el centro de cada transepto se pueden ver dos obras maestras: las tumbas de D. Pedro I (1357-1367) y D. Inês, situadas una enfrente de la otra para que puedan reunirse de nuevo el Día de la Resurrección.
Con más de 800 km de costa, Portugal no puede decir que no tiene playas: alrededor de la mitad de la frontera portuguesa está formada por la costa atlántica, y aquí se encuentran localidades de todo tipo.
A lo largo de la costa hay algunas metas imperdibles, que han conseguido a través de los años atraer la atención de los turistas. En primer lugar, la región sur de Algarve, el destino ideal para aquellos que buscan unas vacaciones de playa, con instalaciones modernas, inmersas en un paisaje impresionante y en un ambiente que ha conseguido mantener, en sus pueblos más pequeños, la mezcla perfecta entre modernidad y tradición.
Pero las localidades costeras no se reducen al Algarve; de sur a norte se encuentran pueblos que representan el testimonio perfecto de la cultura tradicional portuguesa. A menudo se trata de pueblos de pescadores, donde la vida sencilla de los habitantes aún gira en torno a la actividad pesquera. Dondequiera que se vaya, se encontrará siempre el espíritu de hospitalidad.
Fue precisamente desde el Algarve donde los portugueses partieron con sus viajes épicos en el siglo XV hacia el descubrimiento del nuevo mundo. Y es en esta tierra de aventuras donde los viajeros se sentirán acogidos con cálidos abrazos.
La región, famosa por sus localidades balnearias, tiene un gran punto a su favor: disfruta de un clima templado y soleado durante todo el año. Además de los pueblos típicos y tradicionales, que se han más o menos modernizado, la región cuenta con playas de gran calidad. Hay tanto playas de arena que recuerdan a lugares más desérticos como playas rocosas.
Hay localidades donde las aguas son tranquilas y el mar es ideal para familias con niños; mientras que también hay playas más expuestas al viento, puntos ideales para practicar deportes acuáticos.
El paisaje del Algarve, en el interior, ofrece zonas montañosas donde se pueden encontrar pueblos típicos. Aquí la vida es más simple y menos afectada por la ola de cambio producida por el turismo. Visitad Silves por ejemplo, que conserva huellas de su pasado árabe y Lagos, que todavía lleva consigo el testimonio de la época en la que fue descubierta.
Las localidades de Albufeira y Portimão son más cosmopolitas, ofrecen entretenimiento tanto de día como de noche. Tavira es el mejor ejemplo para los que quieran conocer la arquitectura tradicional, una mezcla de influencia árabe y europea. Faro, la capital de la región, merece la pena una larga parada para descubrir su precioso centro histórico.
Los que busquen relajarse pueden disfrutar de un tratamiento de spa en los centros termales y de talasoterapia de Monchique.
El golf es un deporte muy practicado en toda la región, tanto es así que hay muchos campos de golf conocidos incluso internacionalmente. Si os gusta este deporte, no perdáis la ocasión de pasar una tarde practicándolo.
Figueira da Foz se encuentra en el estuario del río Mondego y se ha desarrollado como uno de las principales localidades balneario del centro de Portugal. Ciudad cosmopolita y animada, comenzó a ser conocida a finales del siglo XIX, cuando veranear en Figueira era popular entre la aristocracia de los habitantes de Portugal.
Figueira da Foz tiene una amplia gama de alojamientos para los visitantes, un casino fundado en 1900 y una excelente playa que cuenta con la extensión de arena más amplia de Portugal y ofrece las condiciones ideales para practicar todo tipo de deportes acuáticos: de hecho se celebran a menudo campeonatos de vela y motonáutica.
En los alrededores merece la pena hacer una excursión a la cima de la Serra da Boa Viagem para apreciar la vista panorámica del Miradouro da Vela. En los días más claros se pueden llegar a contemplar las islas Berlengas.
Conocido pueblo de pescadores portugueses, Nazaré siempre ha atraído a los visitantes por su hermosa playa y su animada vida. Os fascinarán los trajes tradicionales que todavía hoy usan los locales; camisas y pantalones para los hombres, mientras que las mujeres usan varias capas de enaguas planchadas con una precisión militar.
Dad una vuelta por el puerto, donde cada día hay cientos de barcos de pesca amarrados, muchos de ellos siguen el estilo caprichoso de la ciudad y en sus velas se representan dibujos fenicios con colores brillantes.
Esta localidad también es ideal para los amantes del surf y del resto de deportes acuáticos, mientras que en la distancia, de espaldas al mar, veréis el promontorio de Sitio, que ofrece una de las vistas más famosas de la costa portuguesa. Se trata de una altura de 300 metros a la que se puede llegar a pie o subir con un funicular.
En la parte superior se encuentra la capilla de la Ermida da Memória, famosa por la leyenda del milagro que la Virgen hizo para evitar que el caballo del noble D. Fuas Roupinho se arrojara por el precipicio. Sitio también alberga el Santuario de la Virgen de Nazaré.
Portugal es un país con paisajes excepcionales, playas espléndidas y un rico patrimonio, y visitarlo es una oportunidad para descubrir algunos de los mejores lugares del mundo para practicar surf. Pero además de tierra firme, Portugal con sus islas, tiene mucho que ofrecer.
Las islas portuguesas son paraísos naturales incontaminados, destinos anhelados por turistas provenientes de toda Europa. Entre éstas se encuentran las de la costa del Algarve, incluyendo Ilha de Armona y Ilha da Tavira. Pero los archipiélagos volcánicos de las Azores y de Madeira merecen un párrafo aparte.
Las Azores es un archipiélago de nueve islas de origen volcánico. Los amantes de la naturaleza encontrarán paisajes vírgenes: cada isla es diferente y tiene sus propias características naturales.
Por ejemplo, la isla de Flores es montañosa y exuberante, por el contrario, la isla de Sao Miguel es una extensión llana. Debido al origen volcánico de las islas se pueden presenciar fenómenos de vulcanismo, incluyendo manantiales de aguas termales, como las Furnas de Sao Miguel.
En las Azores también hay muchos pueblos bonitos y tradicionales, como Angra en la isla de Terceira, o Horta en la isla de Faial.
La diversidad de estas islas también influye en su mezcla de cultura y tradiciones. La ubicación estratégica de las Azores entre Europa y el continente americano las ha convertido en un lugar especial de encuentro entre diferentes poblaciones migrantes.
Las islas Azores también han sido aisladas del continente portugués, tanto por razones sociales como políticas: aquí las costumbres y los hábitos de las personas son diferentes a los de Portugal continental.
Experimentad la hospitalidad tradicional de las Azores, los sabores de la cocina, las zonas desérticas intercaladas entre valles, acantilados, pueblos y el mar. Para los amantes del buceo y de la observación de la fauna marina, las Azores son el lugar ideal: alrededor de las islas, las aguas están pobladas con muchos ejemplares de peces y mamíferos. Con mucha frecuencia se organizan excursiones en barco para el avistamiento de ballenas y delfines además de actividades de buceo y submarinismo.
Lejos de la costa suroeste de Portugal, en pleno Océano Atlántico, se encuentra el archipiélago de Madeira, formado por tres islas: Porto Santo, Desertas y la homónima Madeira.
La isla de Madeira surge del mar con picos rocosos y acantilados intercalados con valles. Goza de un clima agradable y soleado todo el año, y esto ha hecho que su terreno sea particularmente fértil.
Meta amada desde siempre por los ingleses a los que les gusta pasar el invierno en la cálida isla, actualmente Madeira está siendo redescubierta: es un destino popular entre aquellos que buscan unas vacaciones de playa, intercaladas con excelentes excursiones en contacto con una naturaleza virgen.
Funchal es la capital de la isla, así como el núcleo donde se concentran los mayores y más eficientes servicios. Elegid visitar Madeira si os gustan los deportes acuáticos, el buceo, el senderismo, el parapente y mucho más!
En Portugal hay muchísimas reservas naturales meticulosamente conservadas, gracias a la peculiaridad de la fauna y la flora que albergan. En estos contextos, diseminados por todo el territorio, el hombre y la naturaleza viven en perfecta armonía.
Protegidas para mantener su biodiversidad, muchas de estas áreas están clasificadas como Parques Naturales y Reservas, y es posible realizar rutas de senderismo y excursiones.
Son parques bien equipados, que incluyen recorridos y senderos adecuados también para los que viajan con niños y para personas con movilidad reducida. Son una buena alternativa para escapar del ruido de los centros urbanos como Lisboa u Oporto.
En el siguiente mapa puedes ver la ubicación de los principales lugares de interés de este artículo.