Lo que una vez fue la iglesia gótica más impresionante de Lisboa hoy en día es sólo un esqueleto de ruinas, pero en su imperfecto ser está el encanto del Convento do Carmo.
Sus esbeltas arcadas, sobre las que no se apoya ningún techo, casi parecen sujetar el cielo, que también se asoma por las ventanas y entre las ruinas de las naves góticas.
La falta de techo no es debida a una excentricidad del arquitecto que la diseñó, sino al devastador terremoto que arrasó la ciudad de Lisboa en 1755.
El Convento do Carmo sufrió daños muy graves: la reina María I ordenó que la iglesia fuera reconstruida aún más hermosa que la original pero la obra no se terminó y en el siglo XIX, en pleno clima cultural romántico, se pensó que las ruinas eran en sí mismas fascinantes dando lugar a que cada proyecto de renovación fuera abandonado.
Sería extremadamente peligroso reanudar estos trabajos interrumpidos hoy en día, ya que en el imaginario colectivo el Convento do Carmo es famoso como la iglesia sin techo y los turistas vienen aquí para admirar el cielo abierto a través de los arcos suspendidos.
Una visita al Convento do Carmo es una experiencia particularmente sugerente que os hará sentir haber sido catapultados dentro de un cuento de Edgar Allan Poe o de un poema romántico.
El acceso a la iglesia se realiza a través de un portal gótico, situado a pocos pasos de la salida del elevador de Santa Justa, en el barrio de Chiado. Tan pronto como entréis, os quedaréis sorprendidos por el contraste entre las paredes exteriores restantes y el techo inexistente, reemplazado por el luminoso cielo azul de Lisboa.
La iglesia, que permanece como un monumento conmemorativo del terremoto, es en todos los sentidos un contenedor vacío: las columnas y los armazones de los arcos están completamente expuestos a la intemperie, mientras que en el interior no hay prácticamente nada que ver, con la excepción de un par de bustos en las capillas laterales. Y sin embargo, cualquiera que haya visitado el Convento do Carmo coincidirá en decir que es una atracción fascinante.
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Anexo al convento do Carmo se encuentra el Museo Arqueológico (MAC), fundado por la Asociación de Arqueólogos Portugueses, que exhibe una colección ecléctica de hallazgos que narran la historia de Lisboa desde la prehistoria hasta la Edad Media y sepulcros y heráldicas medievales provenientes de todo el mundo.
Bajo el mismo techo (en este caso podemos decirlo!) podréis admirar diversos hallazgos como paneles de azulejos, sarcófagos del siglo IV, fragmentos de columnas decoradas con grifones que datan del siglo X, la hebilla de un cinturón de la época visigoda, momias peruanas que datan del siglo XVI y otros objetos bizarros.
El Convento do Carmo fue fundado por Dom Nuno Álvares Pereira, fiel caballero del rey D. João I que hizo un cambio de vida radical renunciando a su carrera militar y dedicándose enteramente a la oración, asumiendo el nuevo nombre de Frei Nuno de Santa María.
Para construir el convento Dom Nuno escogió un lugar con un importante significado simbólico y práctico: la colina elegida se encontraba enfrente de la del Castillo, donde se alzaba el Palacio Real y la Sé, y se parecía al Monte Carmelo en Palestina, que marca el origen de la Orden Mendicante de los Carmelitas.
Dedicado a Nossa Senhora do Vencimento do Monte do Carmo, el convento fue construido en 1389.
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