Originalmente era el palacio del rey, luego se convirtió en una plaza y más tarde se utilizó como un aparcamiento. Hoy en día, la Plaza del Comercio (en portugués Praça do Comércio) ha vuelto a ser una de las plazas más grandes e impresionantes de Europa.
Resultado de elegantes simetrías y virtuosismos neoclásicos, la Plaza del Comercio, a pesar de su nombre, no es una vulgar zona comercial: esta gran zona peatonal representa el símbolo de la reestructuración de la Baixa, uno de los barrios históricos de Lisboa, ordenada por el Marqués de Pombal, Primer Ministro del rey José I.
Con una forma cuadrada de dimensiones 170 m x 170 m, tiene tres lados flanqueados por edificios señoriales y uno abierto al río Tajo: muy cerca del puerto principal, una vez pululada por barcos que salían o llegaban de países lejanísimos, la plaza ha sido durante siglos la principal puerta de acceso a la ciudad.
Dejaos fascinar por la atmósfera única de esta plaza, preciosa de día y encantadora de noche. Es realmente imposible creer que esta maravilla se haya utilizado durante años como aparcamiento: afortunadamente, se ha puesto fin a este destrozo, y ahora la Plaza del Comercio es una atracción imperdible para todos los turistas que visitan Lisboa.
La Plaza del Comercio cautiva a los visitantes por su grandeza y por su atmósfera de otro tiempo: dando un sólo paso en su interior os quedaréis boquiabiertos por la extraordinaria vista que representa la plaza en su conjunto.
Disfrutad de un largo paseo en el interior de la plaza. Un buen punto de partida, desde el que probablemente hayáis llegado si vuestro hotel se encuentra en la Baixa, es el Arco da Rua Augusta, el monumental arco del triunfo que conecta la plaza con la Rua Augusta, una de las principales arterias del centro de la ciudad que a su vez conecta la Plaza del Comercio con otra importante plaza del centro de Lisboa, la de Rossio.
Las estatuas decorativas colocadas en el arco representan importantes personajes de la historia de Lisboa, entre ellos el explorador Vasco de Gama y el Marqués de Pombal, al que se debe la apariencia actual de la plaza.
Los edificios que flanquean la plaza son sedes de oficinas gubernamentales; en uno de ellos se alberga el Lisboa Welcome Centre, la oficina de información turística de la ciudad de Lisboa.
Moviéndoos hacia el centro de la plaza podréis admirar la majestuosa estatua de bronce del rey José I, obra de Joaquim Machado de Castro realizada en 1775.
Siguiendo hacia el río os espera el que probablemente sea el monumento más emblemático de la plaza: son “sólo” dos columnas, pero tienen un profundo significado simbólico para la ciudad: Cais das colunas representa la entrada “imaginaria” a la ciudad, un punto de paso entre el agua y la tierra, el muelle y la plaza.
Entre las columnas y la plaza hay una elegante escalera de mármol que baja suavemente hacia el río.
Antes de finalizar la visita a la plaza, haced una parada en el histórico café Martinho da Arcada, frecuentado en el pasado por ilustres exponentes de la literatura, el arte y la música portuguesa, entre ellos el poeta Fernando Pessoa y la fadista Amália Rodríguez: podéis tomaros vuestro café leyendo un libro o si no observando a la gente que pasa y sentiros un poco como artistas, soñadores, viajeros o nostálgicos del pasado.
La Plaza del Comercio tal y como la vemos hoy en día es muy diferente de lo que era antes de 1755. Antes de esta fecha, el año del terrible terremoto que devastó Lisboa, no había una plaza: aquí se encontraba el palacio real o Palacio Ribeira, estratégicamente construido fuera de las murallas de la ciudad, en las cercanías del puerto y de las estructuras administrativas que regulaban el comercio entre Portugal, los otros países europeos y las colonias del otro lado del océano.
Destruido por el terremoto, el palacio no fue reconstruido en su ubicación original, sino que se trasladó a Belém y en su lugar se diseñó una plaza según los nuevos cánones de la Baixa Pombalina, inspirada en el pensamiento iluminado de la época.
La Plaza del Comercio está en pleno centro y es facilísimo llegar porque es un importante núcleo de todos los medios de transporte público de Lisboa: aquí encontraréis paradas de metro, autobús y tranvía.
La City Card le permite ahorrar en transporte público y/o entradas a las principales atracciones turísticas.