El Algarve, al sur de Portugal, es un lugar único en el mundo, gracias a sus 150 kilómetros de costa con vistas al Océano Atlántico. La región es la mezcla perfecta entre naturaleza y patrimonio cultural, y es una de las más desarrolladas turísticamente de toda Europa.
A menudo etiquetada apresuradamente como la región del turismo de masas en Portugal, el Algarve todavía ofrece al viajero curioso numerosas oportunidades para unas vacaciones llenas de cultura y naturaleza.
Hermosas playas de arena fina y aguas cristalinas, altos acantilados contra los que rompen estruendosas olas, románticas puestas de sol sobre el mar, bonitos núcleos urbanos, paseos por parques y reservas naturales son solo algunas de las maravillas que te esperan si decides continuar tus vacaciones a Lisboa con un desvío hacia el sur.
Debido a su clima templado, el Algarve se puede visitar durante todo el año. Durante el verano tendrás la oportunidad de tomar el sol y refrescarte con un chapuzón en el mar. En invierno, el sur de Portugal está menos concurrido: adquiere un encanto nostálgico y orgulloso y es perfecto para quienes buscan unas vacaciones tranquilas.
Se podría resumir simplemente con la palabra “luz“. El Algarve está constantemente iluminada por el sol, y el clima es prácticamente perfecto.
Pero su belleza no se detiene aquí; es una región de placeres ocultos, de playas doradas enmarcadas por piedra caliza, de pequeños y sencillos restaurantes donde saborear platos de pescado fresquísimo, un placer para todos los sentidos.
Muchos de los sitios naturales son áreas protegidas que pertenecen al patrimonio mundial de la UNESCO. No hay que olvidar que la zona, como todo Portugal, es un destino bastante barato, asequible para los bolsillos de todos los viajeros.
Cada zona del Algarve tiene sus propias características. En el interior, en las colinas de Monchique, el tiempo parece haberse detenido, y la vida de sus habitantes se articula en base a las estaciones.
En los pueblos, que se caracterizan por pequeñas calles empedradas, las casas son blancas, y por las calles se encuentran los típicos cafés donde los hombres disfrutan de sus bebidas, mientras que las mujeres asan sardinas en la calle.
En contraposición a esta forma de vida sencilla de las colinas, está la vida de la costa. Aquí el turismo es el dueño, aunque no en todas partes se encuentran localidades ruidosas. Se alternan pueblecitos de pescadores con complejos turísticos, donde no faltan los servicios y comodidades para los viajeros.
Al este se encuentran maravillosas y pequeñas pensiones, donde poder pasar las vacaciones relajadamente, sin estar en una localidad abarrotada de turistas. El centro y la parte oeste de la región son las que han experimentado un mayor desarrollo.
Hay tramos de costa en los que los acantilados terminan a filo con el mar, adecuados para los que quieren pasar sus vacaciones en pleno contacto con la naturaleza. Otras localidades sin embargo, son muy populares entre los surfistas: aquí las olas son pura diversión. Otros pueblos con sus playas, son una excelente opción para unas clásicas vacaciones de playa.
Albufeira y Vilamoura son dos de las ciudades más desarrolladas; son también excelentes puntos de apoyo para explorar la región, alojándose en la localidad todos los servicios están muy a mano.
Sea cual sea la parte del Algarve que elijáis para pasar las vacaciones, encontraréis personas amables y acogedoras; excelentes vinos locales – con excelentes precios – y comida deliciosa.
Son sin duda las hermosas playas las que atraen a los turistas a la región más meridional de Portugal. La costa del Algarve está salpicada de largas playas, bahías, calas, caletas donde se puede tomar el sol, hacer surf o sacar fotografías espectaculares. Éstas son algunas de las playas más bonitas:
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Las localidades principales del Algarve son Faro y Lagos. Hay pueblecitos interesantes para visitar en la costa o en el interior.
Albufeira es la principal estación balnearia del Algarve, además de ser el pueblo que más ha sufrido las consecuencias del turismo de masas. Completamente transformado por el exceso de construcción provocada por el auge del turismo, hoy en día esta ciudad parece una fila interminable de edificios y villas de alquiler para turistas. Sin embargo, todavía es agradable pasear por el paseo marítimo del centro de la ciudad.
La ciudad de Faro es la capital del Algarve y el centro neurálgico de la región. Merece la pena visitar La Cidade Veilha (casco antiguo), el puerto y algunas iglesias interesantes. Si os gusta lo macabro no os perdáis la Capela Dos Ossos, realizada con huesos y cráneos de más de mil monjes, como advertencia a los vivos para recordar que la presencia en la tierra es sólo temporal.
El Museu Regional do Algarve, con una colección de objetos utilizados para los trabajos tradicionales de la región, así como cerámicas y textiles que reproducen los interiores de las casas típicas, es el mejor lugar para entender más a fondo el sur de Portugal.
Punto de encuentro de los surfistas que llegan al sur de Portugal, Lagos es una de las localidades más jóvenes y animadas del Algarve, llena de locales, pero también es una ciudad preciosa para visitar, con pequeñas plazas, iglesias, callejuelas estrechas, casas blancas adornadas con azulejos y una muralla del siglo XIV.
Situada a 3 km de la costa a lo largo de los meandros del río Gilão, Tavira es una encantadora ciudad de origen romano con un casco antiguo bien conservado donde podéis admirar un castillo del siglo XVII, un puente romano y la antigua torre de agua la ciudad.
El pequeño pueblo de Sagres es una visita obligada por su paisaje espectacular, uno de los más famosos y hermosos del Algarve. Desde aquí se puede llegar fácilmente a la escarpada punta de Cabo de São Vicente, el último vástago del sur de Portugal enfrente del Océano Atlántico.
El Algarve también es famoso por su movida: la vida nocturna en esta zona es difícil de superar, cada tarde y cada noche hay algo para todos los gustos.
Tanto si estáis buscando un bar tranquilo para familias como un lugar para pasar un fin de semana desenfrenado celebrando una despedida de soltero, es muy probable que encontréis aquí lo que buscáis.
La amplia gama de bares y clubs en toda la región del Algarve es capaz de satisfacer todos los gustos. Hay elegantes bares lounge y djs en la playa, locales exclusivos, clubes y bares musicales. Mucha diversión que aprovecha la belleza natural de esta región.
En las diversas ciudades turísticas de la costa, la rica oferta complace hasta los más exigentes: se puede pasar una noche ideal simplemente en un bar tomando un elegante cóctel o aperitivo, tal vez a base de vinho verde blanco – como el famoso Soalheiro – pero también con la posibilidad de explorar los vinos portugueses tintos y rosados que cuentan con excelentes variedades.
El tiempo en el Algarve es bastante bueno durante todo el año. La temporada alta es de mayo a octubre; este período es el que tiene mayor afluencia de turistas. Visitar el Algarve durante la temporada alta ofrece la posibilidad de encontrar más opciones de vuelos.
La decisión de visitar la región en los meses restantes puede ser una opción más que válida para los que buscan relajarse y quieren escapar de los clásicas rutas turísticas. El único aspecto negativo podría ser encontrar algunas atracciones turísticas, como parques acuáticos o algunos restaurantes cerrados.
Alquilar un coche es la mejor manera de moverse por la región, ya que el transporte público es un poco limitado. Se puede alquilar el vehículo directamente en el aeropuerto de Faro o en una de las ciudades principales del Algarve.
La mayoría de las compañías de alquiler piden una edad mínima de 21 años para el conductor. Una alternativa puede ser la de moverse con el tren, lo que obviamente limita la cantidad y la velocidad de los desplazamientos.
El aeropuerto principal es el de Faro, al que vuelan muchas compañías aéreas de toda Europa. Una vez llegados al aeropuerto, se puede coger uno de los numerosos autobuses que lo conectan con la estación de tren y con la terminal de autobuses. Hay autobuses diarios entre Faro, Lagos y Olhão.
La compañía aérea nacional TAP Portugal opera vuelos directos entre Lisboa y Faro: duran sólo 45 minutos pero son muy caros por lo que no os los aconsejamos. Hay trenes y autobuses directos a Faro y, con menor frecuencia, a Lagos (para llegar a este destino podría ser necesario efectuar un transbordo). La duración del viaje puede variar, pero generalmente son por lo menos tres horas y media. Faro está conectado con las localidades principales del Algarve mediante autobuses y trenes de cercanías, pero no son muy frecuentes.
La mejor manera de llegar al Algarve desde Lisboa es alquilar un coche porque os da la libertad de salir cuando queráis y de decidir qué tipo de viaje queréis hacer. Para llegar al Algarve en menos de tres horas podéis coger la autopista A2; si tenéis más tiempo podéis dejar la autopista y hacer más paradas, aprovechando para visitar pueblos a lo largo del trayecto.
Tener un coche será muy útil una vez que lleguéis al Algarve, porque os permitirá llegar a las playas más aisladas a las que no llega el transporte público.